Sevilla podrá ser
una ciudad que destaque por sus monumentos, su folclore, su gastronomía y otras
muchas cosas, pero de lo que estoy seguro es que no somos la ciudad de España
con mayor educación de los espacios públicos. Nuestros gobernantes, ante sus ineficaces
políticas educativas, cuando se han encontrado con zonas públicas abiertas
destrozadas por el vandalismo o la botellona no toman otra medida que no sea
vallar la zona y problema resuelto, sin tener en cuenta el destrozo
paisajístico que crea. Ya pasó hace unos años con los Jardines de Murillo y
luego con el de las Delicias, siendo estos cerrados por la administración local
dado que era la solución más fácil dado la imposibilidad de erradicar el
botellón por la vía policial, ahora sucederá lo mismo con el entorno de Lope de
Vega.
Esta zona de
Sevilla ha sido constantemente rehabilitada por sucesivos gobiernos municipales
sin existo ninguno. La mala imagen que ofrece los jardines cuando uno acude al
Teatro Lope de Vega o a la Casa de la Ciencia, es el reflejo de una ciudad
incívica, descuidada y dejada a manos de dirigentes sin soluciones. Pero ya no
será así dado que se vallará el recinto, y de este modo, el ayuntamiento opta
por la vía fácil de un problema que nos perjudica a todos los sevillanos
educados y respetuosos.
El tema del que
hablo no es solo en zonas monumentales, también lo podemos ver en los barrios
de Sevilla, donde los parque infantiles son vallado formando jaulas infantiles,
para que estos no amanezcan destrozados o rodeados de botellas de cervezas.
Es muy triste ver
como cada valla que se levanta es una muestra de incivismo de la sociedad, como
nos condicionan del disfrute de espacios a algunas horas, o el disfrute visual
de ver los Jardines de Murillo integrado en la Avenida Menéndez Pelayo.
Esperemos que las futuras generaciones sean educadas en cuidar los lugares
públicos y nos tengamos que convertir a Sevilla en una Alcatraz para jardines.
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