Como cada mes de agosto Sevilla sufre un sin fin de pequeñas obras para aprovechar el descenso de tráfico debido a los numerosos sevillanos que se encuentran disfrutando de sus vacaciones lejos de la ciudad. Muchas de estas obras son de corta duración y se intenta que estén acabadas para cuando la A-49 sufra las grandes retenciones de la operación regreso, pero otras muchas no. La planificación de estas actuaciones deja mucho que desear, como en el caso de la sustitución del pavimento de Alfonso XII. Dicha obra empezó el pasado lunes y tiene como fecha prevista de finalización el próximo 30 de septiembre, cuando la ciudad esté a pleno rendimiento. Estas molestias que sufriremos el próximo mes nos la podríamos ahorrar si el consistorio hubiese decidido empezar la obra a primeros de julio. El entorno de la Magdalena, y la zona Norte de la ciudad con las obras de la calle San Luis, convierten al casco histórico en una auténtica ratonera para residentes y personas que siguen empeñadas en desplazarse al centro en su vehículo privado, en lugar de realizarlo en transporte público o bicicleta.
Construyendo Sevilla no se opone a la realización de esta pequeñas actuaciones fundamentales para la redes de alcantarillado y pavimentaciones necesarias que sufre la ciudad. Pero la planificación ha de ser mejor. Uno ha podido contemplar como se están abriendo zanjas en calles reasfaltadas hace menos de un año. El consistorio debería de cuidar estos detalles que afectan al bolsillo del ciudadano. Todo sea por el bien común. Esperemos que con los años vayan mejorando y las obras finalicen en su plazo previsto. No hace falta recordar como los vecinos de la calle Jesús del Gran Poder vivieron el año pasado la pesadilla de una obra de verano.
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